La interacción entre la sociedad y la ciencia constituye un camino bidireccional clave para el avance de nuestro mundo actual. En la medida en que buena parte a las soluciones de los grandes retos sociales deben venir de la mano de la innovación e investigación, la participación de la sociedad debe ser un elemento guía a lo largo de todo el ciclo de vida de los proyectos de I+D. Esta participación es obligada en la medida en que la sociedad participa o influye en ellos bien como agente que define su priorización, bien porque los financian, bien porque los desarrollan en primera persona o porque se beneficia y, en ocasiones, se ve perjudicada por ellos. En definitiva la sociedad en su conjunto es responsable de la ciencia y también su objeto final y debe ser un actor principal en ella. Este modelo de aproximación Ciencia-Sociedad debe contar con el mayor de número de actores, especialmente procedentes de la comunidad investigadora, la política, la comunidad educativa, el sector empresarial y las diversas entidades de la sociedad civil entre otros. Todos ellos deben tener voz para que de una manera responsable a través de procesos de participación diversos e inclusivos. Es en esta forma de hacer Ciencia e Innovación donde la Investigación e Innovación Responsable (RRI) juega un papel central más allá incluso del enfoque que inicialmente se le dio desde los primeros Programas Marco Europeos. Así pues, para hacerlo posible la RRI se proyecta a la Sociedad a través de diversos ejes tales como la participación ciudadana, el acceso abierto a la información científica, la igualdad de género, la educación científica, la ética y gobernanza. Estos ejes constituyen rutas ya definidas y testadas, que contribuyen a una introducción de la Ciencia en la Democracia y de la Democracia en la Ciencia. La RRI requiere para su desarrollo una participación desde amplios foros de deliberación que refuercen el espíritu democrático de nuestra sociedad en el ámbito de la investigación y de la innovación. Su propia generación precisa puntos de partida basados en la información abierta y transparente con el objetivo de permitir el escrutinio público y el diálogo continuo entre las partes implicadas en proceso científico. En definitiva, persigue que la sociedad, a través de la comprensión de los procesos de investigación e innovación, oriente reflexivamente la forma en la que definirá su propio futuro.